viernes, 27 de noviembre de 2009

Dandome fuerzas

Él se sentó al lado de esa cama y empezó a contarle de sus ilusiones, sus miedos, de sus lágrimas y sus amores. Sus palabras poco a poco la calmaban. Le explicó que la vida esta llena de miedos y que lo que importa es poder enfrentarlos. "El temor detiene y paraliza, no deja pensar", le contó que perdió muchos sueños por no poder enfrentar esos maravillosos miedos. Ella simplemente gritó, cuestionó el uso de sus palabras, como podía describir como "maravilloso" a tan horrible sentimiento. En este momento se sentía sola, completamente sola, quieta, sin poder modificar esta horrible situación que hoy la envolvía en ese sentimiento disfrazado de miedo. Él la ignoró y continuó con su discurso tan vendido y tan pocas veces comprado. Confiaba en que sus palabras hoy serían lo que salvara la vida de la mujer más importante. "Muchas veces creí que correr calmaría, aunque sea un poco, ese dolor que sentí cuando me explicaste como serían las cosas estos meses. Intenté de todo para poder sacarte el miedo a vos, pero era imposible, ya que ese sentimiento me perseguía noche y día. ¿Cómo podía ser tan hipócrita diciéndote que todo iba a estar bien cuando lo único que veían mis ojos eran lágrimas? En ese momento lo noté a él, una vez mas. Sentí como en un segundo invadió mi vida entera, me di cuenta que su presencia significaba que tenía algo que perder, y la razón de que fuera tan fuerte y persistente era que lo más importante estaba en juego. Trate de irme, pero cada vez que todo empeoraba me daba cuenta que era imposible. Por eso trato de explicarte lo maravilloso que es este puto amigo, es lo único que te muestra la importancia de las cosas, te ayuda a acercarte. Porque a pesar del miedo hoy se que vas a poder." Y finalmente ella entró en el quirófano.

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