domingo, 13 de febrero de 2011

Viernes 9 de julio.

Viernes 9 de julio

7:00
Me levanté hace una hora, creo que la ansiedad fue mi despertador. Mi casa hoy es el punto de salida y podría decir que hasta la veo extraña.
No veo la hora de tomarme el micro y compartir esas 5 horas con él. Se que debe estar un poco enojado, pero tiene que entender mi “no”, es fuerte, es muy rápido. En el viaje se le va a pasar.
Tengo que calentar el agua, un viaje sin mate, no es viaje. No me puedo olvidar el cepillo de dientes. Y... creo que nada mas, no me olvido nada. Voy a llamar al remis.
8:30
Retiro es un caos, una jungla de animales que luchan, que cuidan su manada, su alimento, sus pertenencias. Se persiguen, se miran, se huelen. Rituales constantes, inspección de papeles con números, horarios de partida, corridas. El reloj marca absolutamente todo, incluyendo mi día.
Entiendo que moleste la espera, la otra gente, pero la gran mayoría se va de vacaciones, no se por qué no empiezan a disfrutar ahora.
Lo busco y no lo veo, espero que no llegue tarde hoy. ¿Se habrá quedado dormido? Detesto esperar. En 15 minutos llega el micro, ahora me voy a empezar a comer la cabeza.
8:39
No esta. No llega. No me atiende. Siguen las luchas entre los animales, ahora por los asientos que se liberan.
8:47
No llegó. Me subí al micro sola. Miro por la ventana a la gente despidiendo a los seres queridos y no me gusta esa tradición, me hace sentir que soy parte de un zoológico, todos mirándome, todos esperando que los saludes.
Pareciera que los animales empiezan a cansarse. Una vez que arrancó el micro todo comenzó a silenciarse. Los animales parecen sedados.
Me siento mal. Quiero llorar pero las lágrimas están de huelga. Se niegan a dejarme, por lo menos me siento un poco “acompañada”.
9:30
Dormir se hace imposible. Sonó mi celular y era mamá, quería saber cómo estaba todo, no le conté que no llego, no quiero que se preocupe.
9:31
Apareció la primera lágrima. Podría decir que hasta me sorprendió un poco.
13:30
Llegué. Conseguir un taxi fue imposible, colas interminables, gente enojada y molesta nuevamente, la jungla se hace presente, las mismas discusiones se escuchan de fondo, los mismos instintos.
Finalmente llegué al departamento, y él sigue sin llamarme. Sigo pensando si fue lo mejor venir.
Por lo poco que vi de Mar del Plata está más linda que nunca, y sin embargo se me hace imposible apreciar esa belleza, mi día se oscurece cada vez más. Ésta va a ser mi casa hasta el domingo: Colon y Arenales siempre me tatuó lindos recuerdos, el siempre se rompe hoy.
15:00
Desarme la valija solo para sacar las sabanas, hice la cama y me acosté. Dolor de cabeza muy fuerte, muchos cigarrillos en el cenicero y una pena enorme que me invadie. Intento dormir.
15:41
Me acosté sabiendo que dormir iba a ser imposible, me levante por inercia. Hice café y pedí una pizza, no son la mejor combinación, pero el estomago hoy, es lo que menos importa.
Cada reencuentro con este departamento me trae recuerdos de situaciones donde todo era más sencillo, y el amor significaba agarrarse de las manos. Hoy las realidades son diferentes y me duele estar sola acá. La soledad no se elije. La soledad marca los corazones. Nadie quiere estar solo y menos cuando se está lejos.
17:03
Él sigue sin llamarme. ¿Podría ser mi “no” el culpable de que él no haya llegado? ¿Realmente no entendió lo que le dije? Solo pedí tiempo y un poco de comprensión. ¿Cómo puede tirar 3 años de relación por la borda? ¿Cómo puede generarme este sentimiento de soledad, sabiendo cuanto odio estar sola?
17:30
Ya pase la etapa de preguntas y egoísmo. Entendí que él también debe estar sufriendo. No se si volver a llamarlo.
17:31
Aparece la segunda lágrima, seguida de miles más.
18:00
Siguen modificándose los sentimientos y es el turno del miedo. Me dejó. No necesito que llame y me lo diga, a veces las acciones explican más que las palabras. Más lágrimas, más cigarrillos, cero llamadas.
18:45
Me bañe y decidí salir. No voy a seguir esperándolo, deje el celular en el departamento.
Estoy yendo a la playa. A comparación de todos mis viajes al mar, hoy tarde más en buscarlo. Siempre seguí la misma tradición: llegar, dejar las cosas e ir a verlo, con sus olas, con su viento, nunca me molestó que él me despeine el flequillo. Necesito eso: fuerza, el viento incontrolable, pero no me dio el gusto. Hoy esta sereno.
19:30
Muchos minutos disfrutándolo y contemplando su tranquilidad. No hay nadie en la playa. Se oye el ruido del mar, el olor de la arena. Se siente la tranquilidad de Mar del Plata en invierno. Yo estoy acá, pensado y secándome las lágrimas que todos desconocen, por momentos me hace bien estar sola.
22:45
Estoy volviendo a casa. Una pareja camina adelante mío, ella lo abraza, él ni la mira. Ese hombre muestra un desinterés asqueroso que me genera mucho miedo. Tengo ganas de gritarle, de pegarle. Me quede callada y quieta. Seguí caminando.
23:00
Volví al departamento. Nadie me llamó. No voy a comer. Voy a intentar dormir y nada más.

Sábado 10 de julio

10:30
Me acabo de despertar, miro la temperatura: dos grados bajo cero. Preparo el mate y me voy a la playa nuevamente.
11:30
El frió me congela la punta de la nariz y me seca los labios. Mi cabeza explota de tanto pensarlo, quiero respuestas. Sopla el viento y hace un ruido muy particular, una especie de silbido. No hay abrigo que aguante esta helada. Yo sigo acá esperando no se qué y viendo como todo a mi alrededor se hela también.
Noté lo importante que era sentirlo cerca.
Trato de pensar en otra cosa para poder soportar este clima, pero es imposible, queda poco tiempo y me sigo congelando. No quiero terminar como esa gente, con la mirada perdida y triste en este frió inaguantable.
Hago lo posible por mantener el calor, pero las personas no ayudan, todo lo contrario, me quitan la ropa. De a poco el clima se intensificaba y me veo congelada y muerta de frió. De repente el mundo se quedo quieto, y el frió seso. Sonó mi celular. Era él. Estaba en la puerta del departamento.
12:36
Camino hacia el departamento y no paro de pensar por qué me dejo plantada. ¿Lo abrazo? No. Se me cruza la bronca y el alivio, la alegría de que este acá y la tristeza de haberme sentido tan sola, de que no le haya importado.
12:37
Tengo miedo.
12:38
No paro de temblar. No se a qué vino. ¿Por qué no me llamo? ¿No me podía avisar? Tengo mucha bronca. Otra vez las lágrimas volvieron a mis ojos. Otra vez las preguntas y el egoísmo. Siento mucho frío.
12:43
Lo veo de lejos y esta hermoso. Tengo mucho miedo, realmente no se hasta que punto quiero llegar hasta donde esta él.
Hace una semana a esta misma hora era él el que tenía los ojos llenos de lágrimas. Era él el que me decía que quería compartir toda su vida conmigo y sin embargo no vino. Hace una semana era él el que se arrodillaba y me pedía que me case con él.
12:44
Me abrazo. Me intento besar, no lo dejé.
12:46
Subimos al departamento, inmediatamente me puse a llorar. Le grite cosas horribles, le expliqué como me sentí todas esas horas sin saber nada de él, desentendida de todo.
15:27
Record de discusión: casi tres horas. Gritos, lágrimas, reclamos, enojos. Encallados en la etapa de reproches, los dos nos decimos todo lo que pensamos, los dos, mejor dicho, hablamos sin pensar, los dos nos lastimamos, los dos estamos furiosos.
“Me sentí solo, vacío y rechazado”
“Me sentí triste, sola e idiota”
La soledad es un factor común.
15:56
Justo cuando parece que todo puede calmarse una simple frase lo desordena. “Es muy claro que no me amas más.” Siempre fui fanática de los extremos. Me abrazó. Me repitió una y mil veces que soy la razón de su vida. Estoy descubriendo que el enojo genera sordera temporal; nunca me di cuenta de lo hermosas que eran esas palabras que me dijo.
16:12
Ya más calmada le explique que su pregunta me dio miedo, que mi “no” no simbolizó un rechazo, simplemente una sorpresa. Me aterré, pero sin embargo fue uno de los momentos más hermosos, darme cuenta que el resto de mi vida iba a ser a su lado.
Intentando explicarle mi punto de vista los “te amo” se me caían de la boca, y ahí, justo ahí, cuando se caían cada cinco palabras me pudo entender, y yo a él.
16:22
Me intentó besar, y lo deje.
16:24
Me pidió que me case con él nuevamente, solo que ahora mi respuesta fue diferente. Mi miedo ya no era el mismo, mi miedo ahora era pasar un segundo más de mi vida sin él.

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