domingo, 13 de febrero de 2011

Zoom

Una historia que comienza desde mi punto de vista, desde cómo yo veo el mundo, cómo yo lo comprendo. Miro por una pequeña lupa y hay un lugar lleno de algo que parece gente. Por lo menos eso se ve a primera vista: un mundo de alfileres.
Me acerco un poco más a ese lugar desconocido y no logro ver mejor, simplemente se agudizan los sonidos. Se escuchan gritos, casi aullidos, no distingo si es risa o llanto. Los alfileres se agrandan.
Finalmente puedo distinguir, muy a lo lejos, algunos espacios que podría describir como “conocidos”. Edificios, plazas, comercios.
Mi visión cinematográfica sigue acercando esta especie de cámara y cada vez se divisan de forma más clara las cosas. Este lugar, que casi considero conocido, esta lleno de gente llorando. Lleno de gente lastimándose. Empiezo a formar parte de ese ambiente y lo siento pesado, el aire está espeso. Me doy cuenta de que escucho una risa muy bajita. ¿Será posible que alguien, en este mundo de lágrimas, siga sintiendo la necesidad de reír? Me sorprendo por un segundo e inmediatamente comienzo a buscar la risa, en realidad busco a la persona que ríe, a esa persona diferente.
Mi mirada se aún más profundiza: veo menos gente, las mismas lagrimas pero mas grandes. Ahora también percibo animales sueltos, árboles. A medida de que se achica el rango que observo la risa se intensifica. Sigo sin poder encontrar a esa persona.
Me encuentro completamente fascinada por ese sujeto que logra diferenciarse en esta multitud triste. Y a medida que me acerco distingo que los animales son perros, son gatos, son pájaros, y los árboles son álamos, olmos y eucaliptos. Definitivamente la cámara se acerca a una plaza. Mi espacio se acota a un mundo verde.
Cada vez más rápido, cada vez esta todo más claro. Ya solo veo alrededor de 20 personas, 19 lloran. Ese ser especial parece tener el pelo oscuro y hasta podría decir que tiene una barba muy tupida.
Casi a toda velocidad veo que efectivamente la gente esta llorando, no se porque, pero me da miedo. La cámara se tiene y la imagen se convierte en una fotografía.
Ese hombre que llamo mi atención tiene una remera roja, con un dibujo que aún no logro ver. Acercándome un poco más y afinando la vista veo que esta sosteniendo un libro. Intuyo que es de chistes, ya que esa risa no esta justificada en ese ámbito triste.
Ahora solo lo veo a él y a su remera roja sangre. Su libro ya no se ve. La plaza ya no se ve. La gente, las lágrimas, no se ven. Solo el rojo de su remera. Solo el brillo de su risa. Mi cámara se detiene en su cara, en su sonrisa. ¿Habrá algo que tenga que descifrar?

No hay comentarios: